New York día 4: Jet lag

Hola amigos.

Precisamente, para combatir el odioso jet lag, os estoy escribiendo para no caer en los deseados brazos de Morfeo… A pesar de que he intentado dormir en el moderno Airbus de Iberia, no logro dormirme en los aviones. Soy incapaz.
Digo lo de moderno, porque es la caña. Cada asiento tiene una pantallita ideal para ver películas, y éso precisamente es lo que hay. Películas, música, juegos… Todo para que no te aburras. Ya me hubiera gustado a mí tenerlo para la ida.

Pero es lo que hay, así que tras ver la película de Everest, he intentado dormir, mientras que por mi cabeza pasaban los recuerdos en forma de fotos, de vivencias, de sensaciones.
Y hoy, antes de que se distorsionen por el paso de las horas, quisiera compartirlas con todos vosotros. ¿Qué me llevo de NY?

• Los olores. En Manhattan, es alucinante. Siempre huele a comida. Vayas por donde vayas, siempre huele a los carritos que hay en cada esquina.
  Y más concretamente a una mezcla de salazón de pincho moruno y carbón de barbacoa. Hombre… Que estábamos haciendo fotos en el TOR, y le dije a Paco… ¿Tío, soy yo o huele a chimichurri de ése? El me confirmó que sí. O estábamos obsesionados, o hasta la plata 67 subía el olor… JAJAJAJAJA.
• Luz. Y no la de los edificios. Es impresionante la tonalidad de la luz que tiene esta ciudad. Luz directa, indirecta, artificial… NY, cambia la percepción un día nublado o un día soleado. Los edificios son tan altos, que hay muchísimo contraste de la base a lo más alto, haciendo a veces complicado seleccionar una exposición correcta.
• Los pitos. O los claxon. Flipo. No oyes más que pitos y pitos. Ya por curiosidad comencé a fijarme el origen de los mismos. Y es que a veces piensas que es como un acto reflejo. Que pitan cada vez que ven una luz de freno encenderse… Sino, no me lo explico.
  Tras un estudio pormenizado de la situación, he llegado a la conclusión de que conducen desquiciados y mal. Los taxis van a su bola, los autobuses también, y el resto con los coches tan grandes no ayudan. A veces, un caos de sonidos y de pitos.
• Sucio. NY es sucio. Pero yo creo que es porque la basura la dejan en el suelo para que la recojan, o para que los homeless rebusquen el reciclado. Ojo a esto, porque no he visto a uno ni a dos rebuscando en la basura, meter las latas y plásticos en otras y dárselas a un hombre que iba en una furgoneta. Curioso.

• El día que llegamos, como estaba lloviendo, vimos una situación algo dantesca. Se había formado una balsa de agua en una esquina de una calle, y había dos bolsas de basura flotando, entorpeciendo la circulación… Y ya no te digo el METRO. Bua! Sucio, descuidado… Pero efectivo. Sí.
• Seguridad. He estado paseando con la 5Ds casi todo el rato por las calles, de día, de noche.. Y nunca he sentido temor. Hay coches de policía, diría que en casi todas las esquinas, cosa que exageraría, pero en cada dos… Hay mucha vigilancia, muchas cámaras de seguridad… Me he sentido cómodo y seguro.
• Caro. Debido a que el dólar ahora mismo está a la par que el Euro, el nivel de vida en NY es elevado. 
• A lo grande. O se hace, o no se hace. Pero a medias no hay nada. Todos los edificios son gigantescos. La iluminación es apabullante. Y si te metes en Times Square, apaga y vámonos. Pantallas por doquier animando a que compres o dándote información sobre la bolsa, o las noticias. allí están la CBS, abc… Son unos maestros comunicando y creando necesidad, para que consumas y consumas.
• Fotos. Es un paraíso. No es Islandia, esto lo comentamos Paco y yo en más de una ocasión, pero es un espectáculo de lo que el hombre puede hacer. Hay fotos a cualquier hora del día. Por el día, momentos, street, detalles… Es algo único. Siempre hay algo que fotografiar. El atardecer, con filtros es mágico. Y si logras asistir a esas tardes con nubes, una mezcla explosiva.
  La hora azul, con miles de puntitos, que son las ventanas, contrastan de manera muy atractiva y única con el azul intenso del cielo. La noche, desde cualquier mirador, o bien desde el corazón de la ciudad. Es uno de los pocos sitios donde podría estar haciendo fotos las 24h, y no se repetiría ninguna.

 

La conclusión, amigos, es que he logrado hacer realidad un sueño que tenía desde niño. Vivir New York desde dentro. Sentirla paseando por sus calles, viendo cómo de repente una persona se arranca a cantar rap en un vagón de tren, y no pasada. La gente actúa como algo habitual. No hay vergüenza, cada uno es feliz como quiere.
¿Os podéis creer que en el ferry que va a State Island, vimos a una chica con una diadema con orejas de zorro, con una cola de zorro, y un bozal puesto? Ahí estaba entre la multitud agolpada para salir del ferry, y los únicos flipaos éramos Paco y yo.
Ciudad de manías, de contrastes, de vagabundos, de limusinas, de luz, de color, de lujo, de pobreza, de alta cocina, de comida rápida, de fotógrafos, de espectadores, de anuncios, de artículos, de billetes de 1 dolar… Una ciudad de película, donde quien tenga el sueño de visitarla, debe hacerlo.

Y hasta aquí toda la historia de un sueño que se cumplió. Poco a poco iré contando más cosas de rincones. Pero éso, ya irá acompañado de mi visión a través de la fotografía.

Mientras, a aguantar a esta noche para dormir…

CIAO!!!